viernes, 13 de julio de 2012

El tonel: reencendiendo la vela de un viejo santo…

A decir verdad, Pipí-Lulú no iba a El tonel (14 y 42) desde hace mucho pero mucho tiempo, desde el momento en que el sitio cruzó esa línea que lamentablemente todos terminan cruzando, aquella que demarca el preciso instante en que un sitio de comidas platense que dio la nota (en este caso exquisitas y abundantes picadas a buen precio) se laplateiza, es decir, se olvida de lo bueno que supo ser y cae en un crculo vicioso de aumento de precio, reducción de calidad e interminables colas para conseguir lugar. ¡Oh amiguetes! Si estas fronteras se cruzan en favor de la masividad no es tema de debate para un blog culinario. ¡Oh amiguetes! Si la pulsión pueblerina siempre termina ganando a los aires de gran ciudad, tampoco.
De lo que sí podemos dar fe es que: 
DONDE HUBO FUEGO, CENIZAS QUEDAN, y allí nos vimos cenando entre amigas un sábado por la noche. 
Para agendar: la cocina estaba abierta y eso que eran las 23.30hs pasadas! Y las picadas no sabemos, pero los involtinis de ricota y pollo… ¡estaban exquisitos!


lunes, 25 de junio de 2012

¡Platenses a las promos! Morales: una buena opción

Ubicado en una un poco desolada esquina de la ciudad (17 y 68) del pujante barrio de Meridiano V, Morales cumple. Buena atención, buena comida, promociones por doquier y manteles para que coloreen manos inquietas (mejor intentar copiar un Picasso que usarlas para comerse todo el pan). La cocina está abierta hasta las 23.30 hs., algo que como ya saben valoramos mucho desde este blog y, si la moza justo no empezó a trabajar ese día, te explica exactamente qué es esa salsita-cremita que te traen para que entretengas el estómago mientras esperás el plato principal (¡y no es mayonesa con un poco de perejil!). Una entrada de berenjenas que trae recuerdos de nonas cocinando y si bien no nos es grato que cierren con llave las puertas del local (sobretodo si estamos cenando afuera), la predisposición a envolvernos todo lo que sobra meticulosamente compensa. ¡Y cómo!

domingo, 24 de junio de 2012

Lo que no te puede pasar un feriado

Con las disculpas del caso por no haber podido postear esta crónica patria con anterioridad y con la intención de prevenirlos para futuros feriados, les contamos cómo nos fue el 25 de mayo en busca de un plato autóctono.

25 de mayo. Salida con pareja y madre, la mitad de los restaurantes cerrados por la fiesta patria. A la madre, que invitaba, se le antojó guiso de lentejas y, por el aburrimiento de dar vueltas y vueltas sin encontrar un lugar abierto, ella recordó que alguna amiga le había contado que en La Trattoría servirían el tradicional guiso. Y allí fuimos. 
Buena atención ­—como recordábamos— pero algún cocinero flojo de pulso dejó en claro que se le había caído el salero entero encima de la preparación. Excesivo, muy excesivo de sal, incomible al gusto de Pipí-Lulú que pidió cambio de plato por una pasta al fileto. Pero, hete aquí, que la salsa estaba dulce y ácida. ¡Qué abanico de sabores para nuestras contrariadas papilas gustativas! Así es, los cocineros al reconocer la acidez de su creación se conformaron con llenarla de azúcar dejando como resultado una salsa fileto dulce con dejos de tomate ácido que nos llevó a limpiar cada raviol y, acto seguido, bañarlo con mucho queso rallado (y sí, Pipí-Lulú tenía hambre). Y es exactamente esto lo que NO PUEDE PASARTE. Pero pasa, queridos comensales platenses, pasa, y el restaurante estaba lleno y la gente seguirá yendo, no dirá nada sobre la sal ni sobre el azúcar y finalmente nos olvidaremos y regresaremos otro día, como aquel de “La vida te da sorpresas”, para caer nuevamente en la trampa y aburrirnos con la carta chata del restaurante con menos onda de esta ciudad.


Epílogo
Porque creemos que en La Plata también pasan cosas buenas, para compensar, fuimos al día siguiente a escuchar a Caminantes de Finisterre a Ciudad Vieja; mucha gente, no pudimos entrar. Bien por los Caminantes, mal para Pipí-Lulú que, empecinadas con no volver a casa a ver una peli, nos quedamos con poco abrigo comiendo tras el vidrio y escuchando música celta en compañía de una pizza a caballo y una cerveza roja artesanal, una buena opción para pasar la noche de un frío sábado de otoño.



lunes, 21 de mayo de 2012

El Quijote: no está en plaza paso pero se las trae

Un nuevo lugar para ir por unas pizzas o una picadita, cerveza fría, buena atención y precio. Pipí-Lulú recomienda la pizza y la tabla de fiambres. Y si no nos apetece cenar allí, porque estamos con niños en cochecitos y la vereda irregular nos trae dolores de cabeza o, quizás, no queremos quedar cieguitos con la mega pantalla que proyecta Crónica TV, no hay problema, pedimos un delivery a domicilio o vamos al local a retirar el pedido que disfrutaremos más a gusto en el sillón de casa mirando una peli. Y si a la salida nos dejamos tentar por algo dulce, la heladería Vizzio, frente a la plaza Irigoyen, es la compañera ideal para completar nuestra cena. 
Don Quijote by Los Cinco Latinos on Grooveshark

sábado, 19 de mayo de 2012

Bolívar: entre el glamour y montaña rusa

Lo dijimos apenas inaugurado y lo reiteramos: estos chicos sí que saben imponerle estilo a un restaurante. Este lugar sí que tiene onda y una carta de pequeñas grandes exquisiteces: el sanguchito de carne con criolla y rúcula, la pizza de papa con romero (vale decir los primeros en imponerla en la ciudad), las meriendas de campo y el postre “bolívar”. Sólo que el afán bolichero le ha ido ganando terreno a la buena atención, y mozas, mozos y encargados de turno, todxs por igual, prefieren el pispiriteo adolescente a llevarle a tiempo su plato al comensal. Ni hablar de los saltitos y contorsiones que unx debe realizar al querer pedir una nueva cerveza o la cuenta.


No es que se vaya a fundir por este pequeño detalle, miles de comensales platenses hacen cola para comer en todo turno… pero también es sabido que no somos muy exigentes a la hora de defender nuestros derechos del consumidor.



Y además debemos decir que Pipí-Lulú en una cena reciente, muy a disgusto suyo, tuvo que pedir que por favor bajaran el volumen del partido de fútbol que se proyectaba a toda pantalla y que NADIE estaba mirando —que sólo algún aburrido ojeó de refilón cuando reconoció la palabra gol (a todo volumen) entre el bullicio del bar—. Por favor Bolívar, no caigamos en el futbolerismo audiovisual teniendo un bar tan monono para ir a disfrutar de una cena con amigxs. 

lunes, 7 de mayo de 2012

All you need is Camelia

Qué bien le vino a la ciudad Camelia (50 e/ 10 y 11), ese lugarcito de tés y panecillos donde uno puede comer en un ambiente luminoso, decorado con mano artesana y creativa; donde tazas, platos y teteras son de los más diversos colores y estilos y hacen sentir especial cada almuerzo o merienda. La carta ofrece tortas, alfajorcitos, arrollados o sándwiches, hechos a “escala humana” (por opocición a industrial) y nunca son los mismos, por más de que lleven el mismo nombre. La cocina a la vista juega un papel esencial: podemos ver a lxs cocinerxs sonreir, transpirar y preocuparse; nos gusta.


En sus comienzos, Camelia no tenía carta, las mozas trataban de memorizar lo que había y muchas veces la mejor forma de saber qué comer era acercarce al mostrador a ojear la variedad de recetas recién horneadas; ahora, con carta de tés y de comida, la cosa no ha variado tanto, porque finalmente uno termina preguntando de qué se trata cada té o exquisitez del día. Sí, a Pipí-Lulú le encanta abrir la puerta de Camelia y dejarse llevar por el aroma a recién horneado, a cardamomo, menta o canela. Así que le pedimos a la gente de Camelia: crezcan, progresen, pero nunca jamás se reiteren, porque la creatividad de sus detalles y recetas es lo que nos invita a volver.


Y como Pipí-Lulú cree que siempre se puede mejorar, avisa a las abuelas y a lxs chicatxs que deben llevar las gafas en la cartera, porque el tamaño de la letra de la carta es sólo apto para vistas de lince. Y para los poco dulceros,  alertamos que a veces los licuados y limonadas se exceden en dulzor (aunque los mozxs han sabido muy atentamente resolver el problema). Por último, debemos aclarar, que si algún día están apurados y tienen 10 minutos para pedir algo y salir corriendo, pueden llegar a sentirse como Alan Rickman en la película Love Actually comprando un regalo para su amante:


Camelia no es para estar apurado, es un lugar para ir con amigxs, la madre, la tía o la abuela y disfrutar, solos o acompañados, de una mañanita o tarde platense.



sábado, 5 de mayo de 2012

Falkner: o elige tu propia cerveza

Falkner es un lugar que si habláramos de hombres sería el cumplidor: no te deslumbra pero cumple, no te sorprende pero la pasás bien, no es un amor alocado pero estás a gusto con su compañía, de la mano de una varieté de cervezas, de lo mejor en cerveza artesanal y tirada de la ciudad. Y como Pipí-Lulú tampoco anda ya para tanto trote, lo recomienda. 
Porque Falkner cumple ¡y esas pintas sí que dignifican!
A tener en cuenta: no apto para peatones.

Para ir escuchando hasta llegar al encuentro… El Banquete by Virus on Grooveshark