Ubicado en una un poco desolada esquina de la ciudad
(17 y 68) del pujante barrio de Meridiano V, Morales cumple. Buena atención,
buena comida, promociones por doquier y manteles para que coloreen manos
inquietas (mejor intentar copiar un Picasso que usarlas para comerse todo el
pan). La cocina está abierta hasta las 23.30 hs., algo que como ya saben valoramos
mucho desde este blog y, si la moza justo no empezó a trabajar ese día, te
explica exactamente qué es esa salsita-cremita que te traen para que
entretengas el estómago mientras esperás el plato principal (¡y no es mayonesa
con un poco de perejil!). Una entrada de berenjenas que trae recuerdos de nonas
cocinando y si bien no nos es grato que cierren con llave las puertas del local
(sobretodo si estamos cenando afuera), la predisposición a envolvernos todo lo
que sobra meticulosamente compensa. ¡Y cómo!
Morales se
lleva estos Pipís-Lulús:
- Estética: ☻ ☻ ☻
- Atención: ☻ ☻ ☻ ☻
- Música/ambiente: ☻ ☻
- Comida: ☻ ☻ ☻ y medio
- Por qué no ir: porque adentro es muy ruidoso
- Por qué ir: porque tienen la cocina abierta hasta tarde y no discriminaron a Pipí-Lulú por cuponeras.
- Un dato: abre sólo de noche y de jueves a domingo.
Y no serán Ratatouille pero se esfuerzan…
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